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La oración de Jesús era que los suyos fueran uno solo así como él con el Padre lo es. La iglesia de hoy debe saber que Dios ha dado un solo Espíritu que no hace diferencia entre sus hijos, el cual es el mismo desde el principio para todo el cuerpo, un solo Espíritu que da vida a todo el cuerpo, que llena de poder y vitalidad a cada miembro para que juntos puedan alcanzar las metas que Cristo como la cabeza del cuerpo nos ha dejado.

Durante este mes de octubre experimentaremos el poder de ser impulsados por el mismo Espíritu, aprenderemos a disfrutar la bndición de trabajar coordindamente como un cuerpo en el cual no hay diferencias entre sus miembros, pues se esfuerzan por el bien común de este organismo viviente que es la Iglesia.

 «solícitos en guardar la unidad del Espíritu en                                                                 el vínculo de la paz: un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados a una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en  odos.»             Efesios 4:3-6 

Abigail y Omar Velázquez                    Pastores